lunes, 6 de septiembre de 2010

Diario de un soñado

Viernes, 3 de septiembre. Cuatro horas antes del encuentro.

A veces los sueños son lamentablemente inalcanzables, o eso cree la mayoría de la gente, la verdad no se lo niego. Pero hoy dejare en banda los tópicos y lo que verdad importa, para centrarme en mi y en 11 personas más, que sin querer tienen un sueño y por consecuencia un deseo. El mayor deseo que podrán desarrollar durante estos tres días, creo y espero. Viernes, sábado y domingo. Y en general, para poder desarrollar la mayoría de sueños con exactitud y con un final feliz, se necesita una gran colaboración. Y una gran dedicación, mayor que nunca. Normalmente, para poder producirlo nos basamos en unos pocos pilares, pocos pero importantes. Una gran concentración, basta para poder enfrentarse, por lo menos, a la famosa aspiración, pero ni mucho menos, alcanzarla. Ya que son 12 jugadores, unidos hacia una misma meta, todos y cada uno de ellos, entrenando y luchando para así, hacer más fácil el recorrido del compañero. Acompañarlo, dedicando tu único tiempo a un simple balón. Una aspiración unida hacia una victoria compartida. Tras esto, creeréis que de un único deporte se trata. Y hacia una egoísta victoria conducen, os equivocáis. De 12 deportistas os hablo. De 12 sueños, que mágicamente, han acabado ser los mismos deseos de cada uno. El otro pequeño paso, pero no de menor importancia, es el de enfrentarse, dar por fin el primer paso. Sinceramente, es el más grande, el que ocupa más espacio en tu mente. Puede dominar, e incluso apoderarse de tu valentía, haciéndola inexistente. Probablemente, será el paso que dará más miedo y más temor, por minutos creerás querer volverte atrás, eso conducirá a lo peor. Al saberlo, volvemos al sueño. A nuestros pasos. El ultimo, es simplemente producirlo, llevarlo a cabo. Puede, que con malas consecuencias o con victoriosos resultados. Pero por lo menos lo desarrollaremos. Intentaremos dentro de 4 horas “alcanzarlo” y incluso pintar el sueño de nuestros colores.



Viernes, 3 septiembre. Dos horas después del primer partido.


Lástima. No hemos podido alcanzar nuestra victoria, pero ni mucho menos, hemos acabado con nuestro sueño. Lógicamente se ha hecho demasiado pequeño para nuestros ojos, pero no lo suficiente para dejar de luchar por ello. Al contrario, el deseo de conquistar una simple aspiración, a la que nuestros ojos ven alguien ajeno que nos lo intenta arrebatar, inexplicablemente el flujo de vuestras venas se dispara, nuestra rabia se alborota sin pleno control, y mucho menos sin ningún final. La ira se apodera de nuestra mente, y salimos a luchar. A enfrentarnos contra el enemigo e incluso a intentar volar sobre ellos, en una acción de superioridad. Quién sabe, a lo mejor mañana hacemos eso. O eso espero. A por cierto, hemos perdido de dos, un grandísimo partido e igual de difícil. Un partido que te hace crecer e incluso madurar. Vivir e incluso en momentos, soñar. Y desquiciarse al máximo al ver tu derrota en el marcador, al ver tus fallos saliendo de tu cuerpo. Al ver la derrota, crees y aspiras a mañana ganar.



Sábado, 4 septiembre. Horas después del segundo enfrentamiento.

Estamos en medio. A punto de caer y a punto de volar. Soñando y a la vez despertándonos hacia nuestra pesadilla. Alguien malvado, nos despierta y nos intenta perturbar. Pero nosotros llenos de ambición le apartamos de nosotros, buscamos una lucha que acabe con triunfo. E incluso que nos acompañe hasta el final haciendo placentero el camino. Todos unidos, hoy hemos ganado de 14, un partido que parecía fácil pero nuestra mera inteligencia transformaba el partido en momentos complicados. Algo extraño. Pero acabemos ganando. Un paso para el sueño, si retrocedemos, aunque sean unos pocos centímetros, caeremos. Mañana probablemente se decida todo.



Domingo, 5 septiembre. Horas antes de la “final”.

Nerviosos. Alborotados. En general, todos intrigados e intranquilos. Pero dispuestos a ganar nos encontrábamos. Centrados en lo que podría ser, el partido más importante de la temporada. Ganando, seremos triunfadores, eternos jugadores. Perdiendo, seguiremos siendo los mismos. Todos conscientes de la importancia de ese único partido. Sinceramente, como bien dicen, por un simple deporte se dejan atrás demasiadas cosas. A las que quieres y deseas poseer por encima de todo, no lo niego. Raramente, en cada una de esas letras tienen toda la razón y en una incluso más que en la anterior. Pero afirmo, lo mío no es un simple deporte. Dejare todo lo que he querido poseer por mi juego y por mi sueño, y por mi vida. Porque sinceramente, cada día veo más inútil y más mal utilizada esas dos palabras, “simple deporte” ya que no tienen nada que ver con lo que piensas y sientes. Empezó el partido,



Domingo, 5 septiembre. Horas y horas, después del partido.

Decepcionante. Verdaderamente HORROROSO. E incluso repugnante. Puf. No, no puede ser. Hemos malgastado nuestra oportunidad. Despreciar una victoria, y dejarla pasar, sin cogerla, sin usarla, es lo peor que podríamos haber hecho. No tengo palabras, lo siento. Naufragamos. Pero ya que somos un equipo, nos reanimamos y salimos a flote.



En conclusión. Ahora, volveré a hablar de los típicos que en la iniciación deje a un margen. En principio, tras esto podría decir que los sueños tienen “truco”. O eso creo, el final de este sueño y aspiración me ha hecho demostrar que por mucho que deseamos y que pretendamos poseer una cosa, no vale. Para nada. Falta muchísimo. Acciones, voluntades. Organización, y complicidad al máximo nivel. Pretender ser eternos, no está por lastima, al alcance de todos. Falta luchar y sobretodo, tener suerte y ganar. Para el próximo sueño, luchare.

1 comentario:

  1. BRUTAL,ESPECTACULAR,IMPRESIONANTE.No tengo sinónimos para describir este texto en serio Gamez ME ENCANTA!
    D.Cabo

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