martes, 28 de septiembre de 2010

El obsesionado enamoramiento

¿Amor? Os lo digo en serio, nunca he creído en esto. Lo recordaba como una palabra falsa y un sentimiento vacio. Por dentro y por fuera totalmente, innecesario. Pero sinceramente, el año pasado ocurrió una cosa muy extraña, nunca me había ocurrido algo semejante. Con los 16 años de vida que llevo en este planeta nunca llegaré a comprender lo que estaba ocurriendo en ese momento. Supongo que el hecho de que un gran sentimiento nuevo se añadiera a mi cuerpo era extraño para mi, y por supuesto, también para todos. Pero, dejare en banda mis teorías para contar realmente lo sucedido.

El año pasado, empezábamos el cole en un día especial para Catalunya, en el maravilloso 11 de Septiembre, la diada de nuestro país. Todo empezó como un día normal, pero sin dejar atrás; que dormías menos, con menos ganas desayunabas y con aún menos te levantabas, pero seguía siendo un día completamente normal. Después de realizar todas estas acciones me disponía a poner en marcha un camino hacia el cole, me separa, 1 km de distancia exactamente.
- ¡Kim, suerte en tu primer día! –escuché justo antes de salir de casa.
Debió ser mi madre, ella siempre me daba suerte en todo lo que hacía. Le dije gracias y me fui contento. Me acorde todo el día de esa frase, no me preguntéis porque.

Al llegar al cole, como cada año te encontrabas con los viejos amigos. Maik, Joe, James, Michael, ellos y todo el resto de la clase esperando junto al cole. Supongo que para comparar nuevas alturas. Las chicas los peinados, los chicos los deportes y millones de cosas en común. Cada uno con su respectiva señera, volviendo a ser una clase unida. Tras esto, sonó el timbre, el aviso que empezaba el colegio y teníamos que entrar. Nadie en teoría quería oír ese desquiciado y repugnante timbre, pero por una parte de nuestro corazón todos querían volver a ver las caras de sus estimados compañeros. Y por fin, conocer a nuevos amigos, nunca mejor dicho.
Como primer día de colegio, decían, que para no forzar las mentes, simplemente nos tenían reunidos en una enorme sala, concentrados, callados y escuchando en el más completo, inesperado y nunca percibido silencio las explicaciones de ahora la nueva directora. Pretendía que fueros siempre alegres, estudiosos, buenas personas, etc., etc. Lo de siempre, uno se lo acaba aprendiendo de memoria. Como siempre, el primer día no se hace nada. Tan solo recuerdas que el año pasado dijiste, para esto no vengo. El año que viene no me veréis la cara. Siempre acabas viniendo, será por tus padres que te obligan o simplemente porque llegas a saber y aprender que ese es tu único deber de adolescente. Mentira, hay mil cosas más, pero esto también lo dejare en banda. En realidad, lo más emocionante del día es averiguar cuál es tu profesor de este año, y cuál es tu clase. Alex, se llama. Al fondo a la derecha se encuentra. Después de reunirnos en esa sala nos reúnen otra vez, en otra, pero en este caso, ahora en una pequeña. Esa sala estaba al fondo al derecha, que es donde se encontraba nuestra clase. Veintisiete alumnos aproximadamente en una sala que debía ser la que tendríamos que cuidar y respetar el resto del año, si dios quiere, tan solo un año.
- Carla, Michael, Laura, James, Joe, Maik, Miriam, Kim, Herbey, Nakira, Raquel, (así, hasta el último) –el profesor hablo, tan solo para decir la lista y confirmar que todos habían asistido.
Todos habían asistido, pero lo raro era que no había ninguna cara nueva. También es raro que todos hayan venido, pero claro, es el primer día, se entiende. Más raro era que no hubiera venido ningún nuevo y que nadie haiga repetido. Alguien lo pregunto, no me llega a la memoria el saber quién era, no sé si en ese momento estaba durmiendo o que estaba haciendo exactamente. Lo importante es que no me entere. Pero al instante entro la directora, todos se colocaron correctamente, sin hablar y completamente tiesos en el asiento.
- Hola, yo soy Carmen la nueva directora del centro. –nadie contesto. Todos callados. Prosiguió, como ya sabéis, cada año, vienen alumnos nuevos de otros colegios o incluso de otros países o ciudades. Vosotros seréis los afortunados, los únicos de todo el centro que tendréis el placer de conocer y familiarizarse con una chica de otro país.

El silenció se esfumo, todos hablan y comentaban el cómo podría ser la “nueva”. Justo cuando Michael me estaba ablando, diciéndome que ojala fuera guapa, con un buen tipo y simpática, entró. Yo, sinceramente iba a lo mío, coloreado y decorando la nueva agenda. Todos se volcaron en ella, mirándola fijante, sinceramente si yo fuera ella me hubiera ido corriendo a los tres segundos de entrar, pero ella, no lo izo. Creo que con eso demostró que era un chica realmente valiente. Se presento, Jasmine dijo llamarse. Joe, mi mejor amigo se me acerco para decirme que ese era un nombre realmente bello. No le preste demasiada atención, estaba en mi mundo. Creo que como primer día de clase, tenía que crear mi propio mundo para poder ocuparlo todos los días. Sinceramente, no creía en los nombre bonitos que pretenden seducir. Pasé completamente de lo que mi amigo decía. Ella, se acerco hacia el principio de la clase, donde se colocaba el profesor para poder hablar y explicar. Ella no hablo, se quedo de pie completamente desorientada y si no hubiera sido por nuestro profesor, nunca habríamos sabido de donde venia. Francia era su país natal. Nos explico que no le quedo ninguna alternativa y que ella y su familia tuvieron que marchar de ahí por motivos económicos y debieron trasladarse a Catalunya, como mejor solución.

Para vivir y experimentar la lengua, nuestro profesor nos dijo que le tendríamos que ayudar, como era natural en clase, nadie se prestó voluntario. Ya que ella no entendía muy bien el español, tan solo el catalán, nuestro profesor nos dijo que éramos una clase un poco estúpida y desagradecida, es raro que nos diga eso el primer, pensé que tan solo era para meternos un poco de temor en el cuerpo. Tras esto sonó el timbre, ahora del patio, ese sí que lo queríamos escuchar. Todos y cada uno de los miembros del colegio se agruparon por amigos, otros jugaban a básquet, otros a futbol y las chicas cotilleaban. Creo que todos hablan de lo mismo, de la nueva. Ella no estaba agrupada a nada, se encontraba en una esquinita del patio viendo como lo niños jugaban y las niñas hablaban de ella. Estaba triste creo. O por lo menos eso entendí, ya que fui hacia ella. No sé porque lo hice exactamente, pero recordé la frase que mi madre me dijo, y deduje que su madre le dijo lo mismo y no había hecho efecto, yo, lo quería cambiar. Quería cambiar la realidad. Me dispuse a hablar con ella.
- Hola, me llamo Kim –no me contesto, pero seguí hablándola – supongo que estarás asustada, es normal. Pero todos los de la clase somos muy buena gente, y podríamos ser amigos. ¿Tú que crees?
La verdad, no fue unas palabras para poder enmarcarlas como gran iniciación de una nueva conversación, pero no me salió nada más. No sé qué me pasaba, supongo que sería porque no la conocía. Al instante vi lentamente sus labios abriéndose y moviéndose para pronunciar algo, nunca había observado tal majestuosidad en unos simples labios, lo reconozco me quede completamente atónito.
- Gracias Kim, eres realmente amable –dijo mientras sensacionalmente me observaba.
Os lo digo enserio, no os miento, nunca he escuchado también pronunciado mi nombre. Un conjunto de letras saliendo de su boca, creando tal melodía, fue hermoso. Dijo un gracias tan bien empleado. No creía ver lo que mis oídos escuchaban. Afortunadamente, aunque yo no lo supiera, ella sentía lo mismo. Amor, gran sentimiento compartido. El silenció reino nuestra conversación por unos cuantos minutos, supongo que era esa sensación de no saber que decir y no saber qué hacer. Timidez reinado por el amor, en esos momentos no salen las palabras.

La mire como si de mi última mirada se tratara. Pretendía incluso enamorarla, ya que ella con su simple voz me maravillo, me mejor dicho, me creo una sustancia tan increíblemente inexistente en el resto del mundo que estallaron todos mis sentidos, inclinándolos hacia ella, creando sin un control previo un nuevo sentimiento. Un nuevo deseo sin fin. Tras la mirada, me lanzo una sonrisa. Nunca había vista tal sonrisa. Si su voz me conquisto, su sonrisa me enamoró.
- Cuando lleguemos a clase, siéntate al lado mío, si quieres –le dije esperando que saliera un vale, de sus tan hermosos labios.
- Claro que si, Kim –asintió ella con una voz agradable.
Y me fui, no fue en vale lo que escuche, si no la mayor gratitud hacia mí. Yo baje rápido las escaleras, como cada día botando la pelota de baloncesto y sin poder sacarme de la cabeza esa voz. Todo pretendía ser totalmente satisfactorio. Ya que yo no creía en el amor, no creía en lo que me estaba pasando. Volví a recordar la frase de mi madre.
- ¿Será por ello, que todo esto ha ocurrido? –me pregunte a mi mismo en un estado realmente perturbador.
Entre en clase y ahí se encontraba ella. Quietecita, se parecía a un hermoso ángel. Callada y sonriendo esperando que yo me sentara justo al lado suyo. Ella, le había quitado el sitio a mi fiel amigo Michael, en ese momento no tenía amigos, tan solo un objetivo, conquistarla. Ir hacia ella y hacerla mía. Comenzó la clase. Todos callados menos mi mente, trabajando como empezar una conversación.

Me pase toda la hora de matemáticas hablando con ella, de su familia, de su país, de su religión, de sus costumbres, de sus aficiones, de todo. De todos y cada uno de los temas a tratar con ella. No sé si la aburrí o la emocione. Pero en ese momento creía haberlo intentado todo con ella.

Al acabar el cole, le dije adiós. Ya que no sabía mucho del tema del amor, creía esta relación nunca empezada y terminada para siempre. Me entristecí bastante. Al cruzar la ultima puerta, que separaba el cole de la calle me sonó el móvil. Fue raro, nunca me había sonado en horario escolar. Lo mire, y no reconocía el numero, era un mensaje. Era extraño. Me apresure a leerlo y decía, “Hola soy Jasmine, espero que te acuerdes de mí, me has parecido muy simpático, espero que esto no te resulte mal, ¿quieres venirte conmigo al parque de aquí al lado? Salte, grite e incluso intente volar de alegría.
- ¡Lo conseguí, lo conseguí! –grite y repetía unas cuantas veces mientras saltaba.
Todo había ido bien, había tenido suerte.
Fui a paso ligero hasta el parque y ahí se encontraba ella, siempre tan hermosa y siempre tan reluciente. Me volví a enamorar, al verme sonrió.

Estuvimos hablando dos largas horas. Una hora y media, comentando y explicando nuestra vida y media hora, hablando de ese gran inesperado tema. Lo complementamos representando nuestro amor. Lindos besos acompañan al amor.
Al anochecerse ambos nos fuimos por nuestro camino. Llegue a casa repleto de alegría y confianza sobre mí mismo. Mi madre, me pregunto que como había ido el colegio, sinceramente le conteste sin engaños, el mejor día del año le dije. Ella supongo que se pensó que le dije eso, ya que no hicimos, ni clase, ni nada importante.

Me fui a dormir realmente feliz, os lo aseguro pinte la cama de sonrisas y alegrías, repleto de felicidad me encontraba. Dormí como nunca sin cerrar los ojos, pensando en ella.
Al día siguiente se puede decir que esperaba que fuera mi segundo mejor día.
Al levantarme hice lo mismo que el otro día, lógicamente con más pereza ya que como todos sabéis, va empeorando tu energía matinal cada vez que van pasando los días de colegio. Las ganas se esfuman, la energía se va liquidando poquito a poco y tu orientación por la mañana es minina, sinceramente, eso no me pasaba a mí. Me sentía como nunca, con un gran sentimiento satisfactorio en mi cuerpo. Antes de irme de casa, recordé a mi madre que me deseara suerte, supongo que como vosotros, ella también pensaría que algo me estaba pasando, pero lo paso por alto, creo que tenía demasiado trabajo en casa.

Después del recorrido de casa al cole, llegue al punto de encuentro con mis amigos, ella no estaba, ya tan solo me conocía a mí. Me acordé que me dijo que vivía a dos quilómetros del cole y deduje que su madre le traería en coche.
Al entrar, la vi. Sería la cuarta vez que la veía y la tercera, que me enamoraba. Le había vuelto a robar el sitio a mi fiel amigo, creo que le sentó un poco mal, ya que al verla se apresuro a hablar con ella e intentó que se fuera del sitio. Yo no dije nada, tan solo observaba desde fuera de la clase con una postura realmente cobarde. No sabía cómo actuar. Elegir, en general es difícil. Me fui, en esa hora no me tocaba con ella. Sin ella, me sentía mal, extrañamente naufragado.

No había hablado con ninguno de mis amigos desde la mañana del día anterior, estuve todo el día hablando con ella y de ella, de cómo podía hacerla feliz apenas sin conocerla. En el patio tampoco fui con mis amigos, estuve con ella. Después del cole, tampoco. Por la noche, ablando tan sólo con ella. Al día siguiente, lo quería saber todo sobre ella, tan sólo de ella. Así, meses y meses. Se podría decir, que mis oídos no permitían la entrada de algo que fuera ajeno a su persona. Me centre tan sólo en ella. Estuve con ella día y noche, le jure que siempre seria así. Llegue a no saber nada de mis amigos. Hasta un día, se puede decir que ese día fue el que marco la elección. Se llegaron a enfadar muchísimo, no les llamaba, ni les comunicaba nada. Todo era raro, el amor había bañado mi cuerpo destruyendo cada trocito de la gran amistad.
Se acercaron a mí en una postura bandolera, e incluso me iniciaron temer por mi persona.
- No has fallado Kim, no te creíamos así. Has cambiado una chica por nuestra amistad. –escuche con una voz grave y realmente enfadada.
Fueron unas palabras cortas, pero realmente penetrantes. Me habían dado cuenta que me estaba transformando en una especie de esclavo del amor. Estaba realmente desorientado y confundido, tras esas palabras no escuche casi nada más, hasta que pronunciaron unas palabras que hicieron que mis tímpanos vibraran.
- Kim, ella o nosotros.
Os lo digo enserio, el amor se estaba poniendo la capa de un sentimiento extrañamente cruel. Estaba picando todos y cada uno de los extremos de mi corazón hasta convertirlo en una agria y repugnante bola difícil de tragar.

Se podría decir que estaba enfrente de la llamada decisión de mi vida. ¿El amor o la amistad?, son dos cosas muy diferentes pero a la vez, asombrosamente iguales. Ya que esta sociedad es realmente cobarde, es probable que nadie se atreva a decidirse por una de las dos, y yo ya que también lo era no quería ser el primero.
Estuve todos esos días de reflexión mal con ella, distante, alejado, apartado de su amor. Fui un mal novio, ella lo notaba, pero se callaba. Entremos en un grave problema y yo, en uno aun peor, por el simple hecho de no escoger como poder emplear mi felicidad, la iba destruyendo. Tenía que poner freo a ello, como fuera. Me apresure a hacerlo como si de mi vida se tratara, ya que estaba en juego mi felicidad.

Tras días y días de reflexión hable con él, con Michael, y con todos mi amigos, tenían razón estaba completamente cerrado a ella. Vivía por ella. Tan solo por ella, me hicieron darme cuenta que estaba completamente obsesionado. Pero eso sí, no podía permitir perderla. Intente con todos los medios, convencerles que la vida se basaba en el amor y en la amistad. En los amigos y en los amores. Que esas dos cosas son grandes amigos.
- Yo no estaba tratando bien la vida –les dije. Pero a partir de este momento os juro que todo cambiara.
Pretendía bañar el amor con la amistad, y los amigos con el enamoramiento.
Después de explicarle todo lo sucedido a Jasmine, lo entendió. Y yo, volví a disfrutar de mi vida, con ellos y con ella.

¿Amor? Os lo digo en serio, creo en ello. Es una palabra extremadamente bella y un sentimiento eterno. Por dentro y por fuera totalmente, necesario. Eso sí, debemos tratarlo bien y conservarle los grandes amigos.

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