sábado, 24 de septiembre de 2011

Tiempos de lluvia

Caminaba descalzo, atónito bajo el vulgar cielo que me encubría. Un edén simple, liso, eternamente gris, enredado de nubes, cubierto de robustas gotas de agua que emergían del triste edén. Cada una con una velocidad diferente a la anterior. La gota presente sería más gruesa, más violenta que la pasada. Sería más vulgar, menos amable y menos educada. Mis pies bailaban y gritaban seducidos por la extraña lluvia, una mujer se me acerco a escasos centímetros. Sus ojos rebosantes de agua, su rostro mojado, pero su figura y su piel era fina y lisa. Su cabello tan simple como cada una de sus gotas. Tan rizado, tan enorme, tan y tan dorado como el trigo más resplandecido, como el remplazado Sol.

Mis ojos son transparentes, como en realidad es el amor, me susurró.

  

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