lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Dónde estás?

Obsérvame. ¿Dónde estás? ¿Dónde te has ido? Yo, aquí me encuentro, ahora mismo estirado entre las millones piedras de esta hermosa y pequeña playa. Sinceramente, deshabitada. Ocupándola tan solo yo me encuentro. Contemplo asombrosamente nuestro sol caer y la luna nacer. Repito, tan solo yo. La tierra gira conmigo, y con ella millones de lagrimas deslizándose por las únicas y hermosas huellas que usted dejo por mi melliza. Probablemente, nunca se desvanezcan, de mientras la ira de mi mente se aumenta y se añade a una lista de problemas creados por ti. Te lo perdono. Te quiero. Pero eres la culpable de esta noche triste y oscura, te lo vuelvo a perdonar, te perdono tantas cosas al tan solo verte, será porque te amo. O simplemente porque te necesito día tras día. Y ahora más que nunca. Todos los planetas giran rodeando y contemplando mi tristeza a pleno dolor. Tu voz a un se hoye al final del mar. Los océanos, afortunadamente aún posean tu indiscutible mirada. Ahora tan solo oigo puro silencio. Tu tanto aun me pertenece. Tu mirada, se esfumo. Tus palabras, a toda mi mente tiene atrapada, pura brisa del mar, linda y hermosa melodía aclara mis oídos. Bella voz e incluso para mis ojos. Todos mis cinco sentidos, todos, intentando tan solo escuchar esa voz. Mis lagrimas compiten contra las estrellas para ver quién es más larga, o más grande o más intensa en mi alma. Sin querer, el mar me refleja tu mirada, acordándome que me quisiste, recordándome, que ese que es tu lindo corazón lo acariciaba y lo cuidaba en una noche como esta. Viendo el sol que creíamos haber creado con nuestro amor. Una oscura luna que pensábamos día y noche haber aterrizado al besarnos. Ya que al tocarte, volaba. Te lo confieso, el calor de ese famoso sol lo creábamos nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario