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martes, 14 de septiembre de 2010
¿Siempre es bueno decir la verdad?
“Siempre es bueno decir la verdad”. Creo que esta afirmación para mi opinión es falsa. No llegaremos nunca a la felicidad eterna con continuas verdades. Creo que las mentiras, coordinadas entre si llegan a ser un el trocito pequeñito del placer de vivir la felicidad. Ojo, no un trocito de la grandísima y famosa felicidad, no. Del placer de vivirla, lo mismo que el dinero. La fortuna no da la felicidad, tan solo da el placer de vivirla. Por consiguiente, deduzco, que las mentiras son un tema importantísimo para vivirlas y desarrollarlas en esta, nuestra vida. Sin dejar atrás, lógicamente, lo que nuestro cuerpo otorga al camino de la vida. Con esto, dejare en este texto una respuesta a la pregunta que dice así, “¿es conveniente decir siempre la verdad?” ¡Para nada, eso nunca! E incluso lo contrario. Perfectamente, me atrevería a decir, y redactar mi opinión, diciendo que sinceramente tan solo estamos obligados, o por lo menos yo, a mentir. Lógicamente, no siempre. Ya que para mi ella misma, la vida, transcurre con millones de mentiras a su alrededor, que sin saberlo nos esconderán de lo insano y de nuestras pesadillas. Intentando aclarar un camino fácil. Sin dejar atrás, que naturalmente nos harán daño, pero sinceramente eso yo ya lo sabía, tengo cuidado porque como todo lo que rodea nuestro mundo, un exceso de algo nos acabara dañando y quién sabe, perturbando nuestras vidas. Por ejemplo, un exceso de mentiras nos transformará en repugnantes, pero lógicamente, una gran abundancia de verdades en tu camino te volverá completamente débil a los ojos ajenos. Algo malo. Seguramente, acabaremos dañados. Por eso, por conclusión, reflexionemos. ¿Debemos mezclar las mentiras con las verdades? ¡Claro que sí! Nuestro gran compromiso y nuestra gran dificultad o bache de este, nuestro camino, es ese, poder llegar a mezclar las “falsas” verdades con las “leales” mentiras. Mentir y engañar. Sincerarse y confesarse. Grandes acciones para continuar con nuestra vida. Una vida difícil. Y por si fuera poco, nos preguntan, ¿por qué crees que en algunas ocasiones nos resulta tan difícil ser sinceros? Es algo extraño pero cierto. Nos cuesta muchísimo mostrar la verdad de las cosas a la gente, ¿vergüenza quizás? ¿O puro miedo a que esa verdad sea falsa? Muchas teorías y conceptos tratan sobre esta extravagante pregunta. Pero yo me centrare en mi opinión, en mi única y complexa reflexión que es la siguiente. Yo me baso, en el miedo. Siempre tenemos bastante temor a que nos descubran, aunque sea algo insignificante. Todos los seres humanos llegamos a ser bastante cuidadosos de nosotros mismos. Previsores de todo nuestro cuerpo. Procuramos callarnos, antes de meter la pata y es por eso que nos resulta tan difícil ser sinceros. Por conclusión y finalización de este tema, puedo afirmar que la vida la cubren dos capas; la primera que es la más débil y menos resistente que la otra pero muchísimo más noble, y mas leal, que está formada simplemente por tus verdades, y una segunda capa, bastante “repugnante” y muy resistente que es donde se suelen ocupar las mentiras. Sin una, la otra seria insignificante, esta representación es una idea de la vida. Sin mentiras no habría verdades. ¿Y sin verdades quien mentiría? A sí que deduzco, que “siempre es bueno contar verdades y mentiras”
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