lunes, 30 de agosto de 2010

“Defender al país”

Las guerras, todos y cada uno de nosotros hemos oído hablar de esos desquiciados y odiados enfrentamientos. Seguramente, millones de nosotros, al mismo tiempo o sino, al tan solo verlas o oírlas, os preguntareis, ¿porque el motivo de estos enfrentamientos?. ¿Por qué el motivo de tantos y tantos muertos? O simplemente, ¿por qué dejan derrochar tantas lagrimas de los antes, felices familiares? En verdad, las guerras nacieron hace millones de años. Pueblos luchaban contra otros. Ciudades atacaban contra otras. Ahora, millones de personas se enfrentan contra otras en una masacre sin fin.

Ayer noche, vi un película que trataba de este mismo tema, de las guerras. Dos jóvenes dejaban la universidad y se alistaban, para poder “defender a su país”. El presidente y todo el ejercito, momentos atrás, había planeado una nueva estrategia para poder acabar con los enemigos. No me llega a la memoria, el saber que enemigos eran, supongo que lamentablemente, un país del tercer mundo. Habían acabado de planear la “maravillosa” maniobra de guerra. En general, horas y horas pensando en una táctica para matar. Desarrollaron una habilidad para acribillar a todo un país. En otra escena, salía una escritora que entrevistaba al jefe de toda esta masacre. El hombre, para poder defenderse de la pregunta, “¿i porque no estáis horas y horas todos reunidos en una mesa recapacitando y pensando cómo llegar a no matar, y por fin, a la paz?” Egocéntricamente, dijo, “años atrás, ellos destruyeron una parte de nuestra nación. Crearon miedo en cada una de la alma de los habitantes de este, nuestro país. Miedo y sobretodo dolor. Para llegar a conseguir la justicia, lo correcto, seria devolverles la acción.” Claramente, los jóvenes al final de la película, murieron. Los dos jóvenes que se habían alistado para poder defender a su país, acabaron muertos, gracias a su “increíble” país. Dejaron los estudios, para al fin ser acribillados, en verdad, por su propio país. Un país falso.

En conclusión, la guerra es tan solo un juego. Un juego, que desgraciadamente nunca llega a acabar. Tú me atacas, yo te ataco. Tú planeas contra mí, yo te mato. Tú me matas, yo enviare más jóvenes que tu a la guerra. Le llaman justicia. Respeto, suele ser llamada por hipócritas. Yo, le suelo llamar el juego tonto. Así continuamente. Así hasta derrochar dinero. Hasta derramar millones de gotas de dolor. Dolor con sufrimiento añadido. Dolor y sangre en el suelo de tus “enemigos”.

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