jueves, 5 de agosto de 2010

La solución

Gente malvada. Personas oscuras y repugnantes. Odiosas y en todos en los aspectos. Esas que ves, y al tan solo verlos entra un aire de maldad en tu cuerpo. Tu alma, se encuentra contagiada. Creías haber visto todo de ellos. Pero en realidad escondían toda su maldad entre abrazos. Entre abrazo y abrazo una mentira. Entre caricia y caricia su gran malicia. Tú, no eres como ellos. Pero esas personas al conocerte quieren acompañarte a su vil guarida. Sin saber lo que se traman entre manos, accedes. Acabas haciendo un paso más para ser como ellos. Malvados y peligros. Buscados entre los corazones rotos. También, entre los sentimientos extirpados. Supongo, que por esa gran lista de antecedentes. Por tantos lagos creados. Por el sufrimiento añadido sin ningún placer a cada persona. Y tú lo sabes. Porque ves odio y ira en su mirada. No esconden la maldad, la enseñan. Y tú la ves. Y no quieres. Pero no puedes evitarlo. Te agarran de todas la extremidades, y te sacan de tu mundo para que simplemente estés en el suyo. Quieren a una persona más. Y te han cogido a ti. Lo siento. Tu al principio, estas descolocado. Sin saber ni como, ni cuando, has llegado a ocupar el puesto de un demonio. De un oscuro y repugnante diablo. Recuerdas, que al llegar, el gran jefe se presento. Al conocerlo, vistes la ira en persona. Pupilas oscuras y garras perversas. Un cuerpo, verdaderamente malicioso. Se presento, al presentarse oíste su nombre. Algo extraño, no lo llegas a recordar. También alargo su mano para apretarte la tuya. Al tocar tu débil mano, con su ruin garra, pura llama saltó. Tu malvado interior se despertó. Tu brillante cara se transformo. Estabas totalmente confuso, te miraste las manos como si en tu palma estuviera dibujada la gran solución. Ton solo vistes que tus antes dulces manos, ahora eran asquerosamente una extrañas y afiladas garras. El jefe, te sonrió. Ese sonrisa significa que eras un oscuro diablo. Que ellos y solamente ellos, te habían transformado y sabían la gran solución, que creías que lamentablemente no estaba dibujada en tu palpa. Se reían en tu cara, una y otra vez. Sin descanso. Estabas marginado y ahorcado. Ahogado. Hacías lo que siempre has odiado. Ser un demonio de la soledad. Expulsabas soledad y marginabas a la gente. Tu rival, la hermosa felicidad. Antes, tu gran aspiración. Algo muy diferente, ¿no crees?. Estas lamentablemente en una situación nefasta. Lloras por cambiarla. Al llorar no te ahogas, creas lagos para que se ahoguen personas que no tienen nada que ver contigo, pero al ser demonio, es tu trabajo. Llega a tu memoria todo el proceso para llegar a ser lo que eres ahora. Recuerdas que te cogieron justo cuando estabas verdaderamente ahogado en tus propios llantos. Estabas hundido. Y nadie te podía ayudar. Vistes la mano del demonio, y te cogió. Tras reflexionar, crees que siendo feliz, podrás salir. Piensas que esa es la gran solución. Sinceramente, la solución estaba en tu garra, porque forma parte de ti. La solución estaba solamente en ti. En creer en ti. Siendo feliz, encontraras todas las soluciones de tu vida. Se te abrirán más los caminos, y los podrás ver mejor. Saltaras y vivirás más. Y ellos lo sabían. Pero creían que no lo adivinarías. Confiaban en ello. Afortunadamente, se equivocaron. En realidad, se alegran. Lo hacen para que te des cuenta que siendo feliz, se te solucionaran todos tus problemas. Al ver que tú mismo tenias razón, paras de llorar. Empiezas a reír. A saltar y a gritar. Si puedes, a llorar de alegría. La diversión empieza a ser tu compañera. Las garras, ya no, se quitan poquito a poco. Tu voz y tus ojos se aclaran. Tu pelo brilla. Y tu reluciente sonrisa, vuelve a ti. Todo se transforma de nuevo. Tu alma, también. Vuelves a ser feliz.

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